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Historia de República Francesa que debes conocer

Hoy vamos a hablar de un país que bien podría explicar la historia de toda Europa, un país cuyos avances sociales han sido de especial relevancia para el resto del mundo. A pesar de tener una gran rivalidad con sus países vecinos, Francia ha sido muchas veces ejemplo de igualdad, fraternidad y libertad. Como no, hoy en Memorias de Pez os contamos la historia de Francia.

A pesar de que los griegos fundaron algunas colonias en tierras francesas, como la colonia de Massalia (actual Marsella), nos vamos a ir a la Edad de Hierro, al primer milenio antes de Cristo, donde Francia estaba poblada por unos habitantes que conocemos muy bien gracias a Astérix: los galos. Como bien sabéis, esta civilización se dedicó a darse de piñas contra los romanos y, finalmente, en el año 52 a.C., tras las Guerras de la Galia, las legiones de Julio César lograron imponerse en toda la Galia. Así comenzó la romanización de estas tierras.

De esta forma, el emperador Augusto organizó la Galia en cuatro provincias: la Galia Aquitania, la Galia Lugdunensis, la Galia Lionesa y la Galia Bélgica. Los romanos llenaron toda la región de construcciones impresionantes como acueductos, anfiteatros y murallas. Las vías romanas sustituyeron a las vías galas, permitiendo el desplazamiento de las legiones y, a su vez, la expansión del comercio. También plantaron viñedos principalmente en Borgoña y Burdeos e introdujeron técnicas para el procesamiento de las vides, lo que permitió a la Galia convertirse en una de las regiones más prósperas y pobladas del Imperio Romano.

Tras siglos de romanización, los romanos dejaron una huella enorme en las Galias: lenguas derivadas del latín, el derecho escrito, costumbres como el consumo del pan y el vino, y, finalmente, una de especial relevancia: la religión católica, que empezó a ponerse de moda un siglo antes de la caída del Imperio Romano.

Con la caída del Imperio Romano, comenzaron las invasiones germánicas y llegaron los francos merovingios, comandados por Meroveo desde el norte y noreste. Su nieto, Clodoveo I, se convirtió al cristianismo, lo que le otorgó mayor legitimidad y poder ante sus súbditos cristianos, e instaló su corte en París. Sus sucesores fundaron la abadía de Saint-Denis, que se convertiría en el monasterio más rico e importante de toda Francia. La tradición franca, según la cual el monarca repartía el pastel entre todos sus hijos, derivó en luchas de poder y, finalmente, en la aparición de un conjunto de pequeños estados feudales.

Después, Pipino el Breve, que tampoco fue tan breve, conquistó la provincia de Aquitania y fue el primero de la dinastía de los carolingios, que se alzaría como la casa dominante. Pipino tuvo dos hijos, Carloman y Carlos, pero la muerte precoz de Carloman permitió a Carlos reinar sobre un reino unificado. Este Carlos pasaría a ser conocido como el famoso Carlomagno. El poder carolingio alcanzó su apogeo tras ampliar las fronteras del reino, unificar de nuevo parte de esos estados que habían sido desmembrados, y coronarse como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 800.

Sin embargo, en el siglo IX los vikingos invadieron la costa francesa y se asentaron en el valle bajo del Sena para formar el ducado de Normandía, que llegó a suponer un tercio de Francia. Esto dio lugar al auge de los normandos, quienes, tras conquistar tierras inglesas de la mano de Guillermo I el Conquistador, pondrían grandes problemas a los habitantes de la región que más tarde sería Francia. Por otra parte, los descendientes de Carlomagno habían vuelto a dividir el imperio en el Tratado de Verdún. Así, el siglo IX se caracterizó por la desunión y, en el plano religioso, por la fundación de poderosas abadías.

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